Opinión La fisonomÃa de una ciudad Por Luis J. Grossman Para LA NACION Puede parecer una perogrullada; sin embargo, es asÃ: los edificios -vale decir, la arquitectura- son los que configuran las fisonomÃas de cada una de las ciudades. Cuando un turista exhibe, jubiloso, las imágenes que registró con su cámara fotográfica en un viaje -y nos muestra, por ejemplo, instantáneas de los Campos ElÃseos o de la Rue de Rivoli, en ParÃs; el Gran Canal de Venecia, en Italia; Times Square, en Nueva York, o la Plaza Roja de Moscú- lo que nos exhibe, en última instancia, son, con distintos estilos, edificios. Y esos edificios, justamente, son los que conforman las distintas fisonomÃas urbanas, son muestras de la cultura de las mencionadas ciudades. Los rasgos arquitectónicos de una ciudad, sin embargo, no siempre conducen al júbilo. También la avenida Colón de Mar del Plata, en esa secuencia corrida de edificios de departamentos -aunque con contadas y honrosas excepciones-, revela en sus construcciones, inexpresivas y de muy pocas luces en lo que a diseño arquitectónico se refiere, el criterio mezquino con que fueron concebidas. Fue la cultura positivista y codiciosa que siguió a la promulgación de la ley de propiedad horizontal, en una época en la que se impulsó, mal, el progreso edilicio de la Perla del Atlántico, porque ya estaba el Terraza Palace, de Antonio Bonet, en Playa Grande, como un ejemplo de buena arquitectura vacacional. Hay que reconocer que los edificios de renta que se levantaron en Buenos Aires y otras ciudades argentinas, con picos en las décadas del 20 y del 40, y profesionales como Sánchez, Lagos y De la Torre; Casado Sastre y Armesto; los hermanos Kalnay; Alejandro Virasoro y A. U. Vilar, por citar sólo a algunos, tienen aún hoy la solidez material y la dignidad conceptual en sus formas y proporciones que denotan la cultura de su época. BastarÃa tal vez para citar como un paradigma de ese tiempo al edificio Kavanagh, una casa de departamentos de renta. En Buenos Aires, el advenimiento de la propiedad horizontal tuvo efectos parecidos a los que mencioné al hablar de la avenida Colón de Mar del Plata, pero con más cuidado en la selección de materiales y en los detalles constructivos. Arterias como las avenidas Córdoba, Corrientes, Santa Fe o Del Libertador fueron desarrollando una suerte de fachada continua con balcones. Hoy, el resurgimiento de la actividad inmobiliaria, aunque parcial en cuanto al territorio que abarca, empieza a mostrar una positiva tendencia a erigir edificios de perÃmetro libre, más conocidos como torres, lo que tiende a concentrar los volúmenes y abrir las vistas al cielo y al paisaje urbano. Este gesto de modernidad, sin embargo, contrasta en algunos casos con un falso concepto de estilo histórico que, paradójicamente, puede convertir en vieja la nueva cara de Buenos Aires. Porque la buena arquitectura (la del Kavanagh, por ejemplo) no pasa de moda. Estas reflexiones vienen a cuento porque en este momento se está delineando el que puede ser el rostro de Buenos Aires en el tercer milenio. Casi nada. Link corto: http://www.lanacion.com.ar/750182> |
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