Monday, May 7, 2007

Alta Filosofia urbana del BARRIO PORTEÑO

Buenos Aires no es una ciudad dividida en 47 barrios, sino más bien son 47 los barrios los que conforman a la ciudad.



El barrio es la entraña de la niñez y de los primeros amores, donde su gente entreteje historias que construyen diaria y colectivamente en base a recuerdos, lugares, juegos y trabajos que se enredan con sus paisajes, edificios y plazas. De esta forma se moldea la historia de cada barrio, la que le pertenece y lo distingue, dándole identidad propia, única y singular.



El barrio presenta un horizonte temporal que se extiende hacia delante y hacia atrás y en este proceso el futuro está absolutamente ligado al pasado. La memoria juega un papel importante, así el ayer, el hoy y el mañana conforman una red insustituible que le otorga el mismo valor a todos los tiempos, porque todos son importantes, porque ninguno se repite.



Los barrios construyen sus vivencias no sólo con los que los que forjaron sus orígenes, sino también con los que los eligieron, inmigrantes procedentes de otros países que, en diferentes períodos, les dieron un toque distinto. Así españoles, italianos, alemanes, judíos en su mayoría en el siglo 19 y bolivianos, paraguayos, peruanos y coreanos en el siglo 20 les agregaron a las tradiciones y vivencias locales, otros aromas, otras comidas, otras fiestas, otras lenguas y otros "modos".



Cada barrio es un mundo en sí donde lo que importan no son los límites físicos sino aquéllos que trazan las historias vividas y los singulares recuerdos compartidos.



Todos hemos nacido en un barrio y muchas veces en él desarrollamos nuestra vida hasta casarnos y mudarnos a otro. Algunos siguen viviendo en el barrio, por haber creado un vínculo muy fuerte. Los que se van, vuelven al barrio con la avidez de los recuerdos que aún palpitan, para comprobar si su pasado se mantiene todavía en cada esquina, en el árbol donde marcaron para siempre su nombre, en el almacén, el bar, el mercado o en el banco de la plaza donde juraron amor eterno, o si sólo se trata de ficciones de la memoria.


El barrio nos lleva a hacer permanentemente historia como antídoto para el olvido, para conservar en nuestras mentes ese sentido de pertenencia e identidad. Cada barrio debe fomentar y contar permanentemente sus relatos de vida y cada uno de nosotros debe ser transmisor de ese mensaje.
Rastrear en el pasado, a través de las fotos, documentos, "pedazos de historia" vividos y narrados, es la única manera de darle sentido al presente.


GOB DE BS AS>

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