Saturday, April 14, 2007

PUEBLOS FANTASMAS

Merhaba EL IMPACTO DEL CIERRE DE RAMALES FERROVIARIOS
Pueblos en riesgo de desaparecer.

En la Argentina actualmente existen alrededor de 600 pueblos rurales con menos de 2.000 habitantes. La centralización de la actividad económica puso a muchas de estas localidades en el aislamiento absoluto. Iniciativas para reconvertir esos lugares a través del turismo y el desarrollo productivo

En la República Argentina existen más de 600 pueblos rurales con menos de 2.000 habitantes, algunos que no han crecido en los últimos diez años, y otros que ya ni siquiera figuran en el último censo del año 2001.
Todos ellos están en riesgo de desaparecer, y configuran el 40% de los poblados rurales del país.
Es difícil comprender cómo medidas de índole macro económicas pueden impactar tanto, y de tal manera, en pequeñas poblaciones rurales, pero lo cierto es que al no ser interpretadas las posibles consecuencias de políticas tan despiadadas, generan un sinnúmero de situaciones, por las que un individuo deba abandonar su lugar de origen, en busca de oportunidades que su tierra ya no le ofrece.
Centralizar la actividad económica, quizá sirva, a las empresas, para abaratar costos, u optimizar recursos, pero en el otro extremo de la cuerda, está la gente común, que se ve obligada a dejar atrás sus raíces, para ir tras la quimera de encontrar mejores perspectivas, en un lugar desconocido, lejos de sus afectos, y que generalmente se vuelve hostil.
Este fenómenos puede ser provocado por producciones regionales que ya no son rentables, fábricas que cierran, poblaciones que se ven disminuidas en cantidad de habitantes, y medios de transportes que dejan de ser comercialmente provechosos, ya sea terrestres, o ferroviarios.
Por otro lado, el camino inverso, también existen pueblos sin infraestructura acorde para la entrada o salida de transporte terrestre (caminos en buenas condiciones), siendo las vías el único medio de comunicación con otras comunidades.
Por eso la decisión política de cerrar ramales ferroviarios provocó el cierre de toda posibilidad de comunicación para mantener un vínculo con el resto de la región y los grandes centros urbanos.
Además, produjo el consecuente cierre de fábricas, por no poder entrar ni salir con carga rumbo a otros pueblos.
Sea cual fuere el origen, el resultado es el mismo, gente que deja su lugar, pueblos que van convirtiéndose en pueblos fantasmas primero, y que ya no figuran ni siquiera en los censos después.
Cuando entramos en alguna de las poblaciones que se encuentran en esta situación, percibimos la desesperanza, y la aceptación del olvido al que han sido sometidos, cada uno de los habitantes que aún quedan allí.
Es difícil motivarlos, y hacerles comprender que todavía pueden revertir su situación, que no está jugada la última carta, que esa última carta la tienen ellos, y que es tiempo de jugarla.
El tema relacionado con el transporte es fundamental, no olvidemos que hablamos generalmente de localidades que quedaron lejos de las principales rutas nacionales, o provinciales, que ni siquiera un buen camino local los conecta con otras poblaciones, o urbes más importantes.
Pueblos cuyo único medio de acceso posible, eran las vías del ferrocarril, esas vías férreas, que los comunicaban con el mundo exterior, a pesar de las inclemencias del tiempo, esas vía por las que les llegaban noticias, visitas, productos, gente, oportunidades, y que hoy están vacías, silenciosas, derruidas, y en algunos casos… ya no están.
Cuesta sobreponerse a esta situación, pero para comenzar a actuar, es imprescindible, que ellos mismos estén dispuestos, y convencidos de que pueden lograrlo.
Desde la Fundación Responde, buscamos, y encontramos permanentemente situaciones como la descripta.
Tomamos contacto con un poblado, e intuimos cierto interés por revertir su situación, viaja un equipo, que entra en contacto con la gente, se realiza una encuesta para identificar los recursos disponibles, las habilidades o capacidades que los habitantes tienen, y luego desarrollan un proyecto que posibilite sacarlos de su letargo, involucrándolos en una actitud proactiva y solidaria.
Muchas veces, la solución llega por proyectos de índole productivo, rearmando viejas fábricas, o reacondicionándolas para una nueva finalidad, otras el desarrollo se relaciona con lo turístico, y otras tiene que ver con la propia producción local.
Pero para cualquiera de ellas, es fundamental quebrar el aislamiento al que los ha sometido la falta de comunicación, ya sea desde el abandono de vías de acceso, como la falta de medios alternativos para mantenerse en contacto con la realidad nacional.
Muchas de las poblaciones en riesgo, fueron lugares prósperos, y con perspectivas muy buenas, durante mucho tiempo.
Generalmente, contaban con una estación de ferrocarril, alrededor de la cual se desarrollaba la mayoría de las actividades más importantes.
Hoy esa estación está abandonada, el tren ya no llega, y las vías en pésimas condiciones de mantenimiento, hacen casi imposible su utilización.
Contra esto también es necesario dar una última batalla.
Las viejas estaciones pueden convertirse en centros culturales, museos, lugares de encuentro, y puntos de referencia para el turismo.
Tenemos el caso de Mechita, en el KM 200 de la Ruta Nacional 5, en el partido de Bragado, incluido dentro del Programa Â"Turismo en Pueblos RuralesÂ" de Responde.
Se trata de un pueblo surgido como un gran taller ferroviario, con la presencia de un conjunto de casas y edificios de estilo inglés, de principios del Siglo XX, con gran valor histórico, donde ya se está desarrollando la actividad turística.
Con servicios gastronómicos, alojamiento en casas de familias, servicio de guías, y la vieja estación obrando como Museo del Ferrocarril, una oficina de información turística, y hasta una plaza de las artes, con exposición de piezas de grandes maestros argentinos.
Esto es lo que puede lograrse con los en los pueblos que aún conservan el edificio de su vieja estación, pero ya no hay actividad allí.
Para el uso de las vías, el proyecto es ambicioso, no es de difícil aplicación, materialmente hablando, pero sí es complicado llevarlo adelante, ya que son muchos los actores que deberían ponerse de acuerdo, para poder comunicar a un sinfín de poblados rurales, a través de las vías aún existentes.
Necesitamos que la gente de estas localidades esté en contacto con más gente, por eso promovemos las visitas a estos pueblos, sobre todo a los que tienen proyectos turísticos.
Es fundamental que sientan que lo que están haciendo sirve, que es posible revertir su situación, necesitamos que los conozcan, que los recorran, para ello se prepararon, y están ávidos de recibir visitas, y poder mostrar lo que tienen, lo que hacen, y compartir experiencias.
Una parte de este aislamiento, lo estamos quebrando poco a poco, con la conectividad a internet satelital, pero el contacto personal.


PUEBLOS RURALES, ENTRE EL OLVIDO Y EL DESAFÍO POR NO DESAPARECER

Alrededor de 78 mil bonaerenses viven en pueblos que nacieron con la creación de una estación ferroviaria o en pequeños poblados rurales, pero que hoy quedaron aislados por el cierre del ferrocarril...

Muchos de estos lugares contaban con sus propios comercios y servicios, pero en la actualidad sólo cuentan con edificios vacíos, calles con poco movimiento y el silencio como moneda corriente.
En la provincia de Buenos Aires existen 214 pueblos de menos de 2 mil habitantes que están en riesgo de desaparecer, de los cuales 174 decrecieron en los últimos diez años y 13 ya no figuran en el último Censo Nacional.

El dato es contundente y alarmante: sólo el 11 por ciento de los poblados rurales bonaerenses incrementaron o mantuvieron el número de habitantes si se compara el censo de 1991 con el de 2001, de acuerdo a un estudio que hizo un grupo de especialistas que comparó esos datos oficiales. En Colón existen tres pueblos rurales. En este sentido Sarasa tiene menos de 100 habitantes y luego están Pearsón y El Arbolito que oscilan entre 200 y 300 habitantes.

Para los investigadores, la disminución comenzó en 1960 y se agudizó con el correr de los años. De los 85.827 censados en pueblos rurales de la Provincia en 1991, se pasó a 78.726 diez años después, es decir que la caída fue de casi el 10 por ciento. Y siempre según los datos nacionales, trece localidades desaparecieron, o al menos, cuando por allí pasaron los encuestadores no encontraron a nadie. Estos son: Villa Margarita (Alsina), Santo Tomás (Casares), Günter (Gral. Pinto), Paraje La Agraria (Junín), Alvarez Jonte (Magdalena), Goldney (Mercedes), Energía (Necochea), Inocencio Sosa (Pehuajó), Dol de Mayo (Rojas), Juan Blaquier (Saladillo), Tronge (Trenque Lauquen), Las Encadenadas (Tornquist) y La Mascota (Villarino).

Â"Siempre hay un costado económico detrás de esta problemática. Los habitantes migran para estudiar o buscar trabajo, y no regresanÂ", explica a DIB Marcela Benítez, fundadora de la organización Recuperación Social de Poblados Nacionales que Desaparecen (Responde). Además, la geógrafa que estudió la problemática que afecta a las pequeñas poblaciones en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet) durante 10 años y visitó más de 100 pueblos destacó que al dejar de pasar el tren, Â"esos poblados quedaron aislados, mucha gente opta por irse y así se va perdiendo nuestra historia y culturaÂ".

UN DESAFÍO
En la Provincia hay doce poblados por debajo de los 30 habitantes. Estos son Lucas Monteverde (25 de Mayo), La Pala y Yutuyaco (Alsina), Villa Maria (Alberti), Villa Lynch Pueyrredón (Bolívar), La Sofía (Casares), Cascadas (C. Suárez), Colonia Nievas (Olavarría), Capitán Castro (Pehuajó), Villa Castelar, López Lecube y Estela (Puán).

Una constante que se aprecia en estos lugares es la falta de juventud. Los pocos que se quedan trabajan junto a sus padres en el campo, aunque los que pueden emigran para continuar con sus estudios. Tal es el caso de María Natalia Castellani, la última persona en nacer en Ernestina, pueblo de 25 de Mayo y con algo más de 200 habitantes (cuando se fundó hace 110 años tenía 2 mil). Â"Cuando yo nací, el 24 de octubre de 1978, el doctor que atendía a mi mamá decidió cerrar la sala de partosÂ", cuenta con nostalgia Natalia, que se fue a los 17 años para estudiar Obstetricia y que si bien regresa todas las semanas, no tiene allí residencia fija.

Â"No creo que desaparezca. Los jóvenes que participamos de la Sociedad de Fomento queremos cambiarla la cara al lugar, ya que desde la ciudad cabecera no nos tienen en cuentaÂ", agrega la joven de Ernestina, que ya no cuenta con lo que contó: un hotel, un correo, una peluquería y una farmacia, entre otras cosas.

Otro ejemplo es el de Comodoro Py, ubicado a 25 kilómetros de Bragado. Para Daniela Meroni, no es que la gente que viva allí se vaya, sino que Â"los jóvenes que se van a estudiar no vuelven nunca másÂ". Si bien reconoce que el pueblo de 651 habitantes progresó en infraestructura, el problema sigue siendo el laboral. Â"El que se queda es por el campo. Pero si la temporada no es buena, no queda otra que irseÂ", afirma la joven que partió rumbo a La Plata en el año 95 para empezar sus estudios universitarios.>
LOS QUE MÁS PERDIERON(pcia de BA)
Pueblo 1991 2001 Variación
José Casas (Patagones) 254 38 85%
La Sofía (Casares) 45 13 71,1%
La Pala (Alsina) 80 25 68,8%
Villa Castelar (Puán) 50 17 66%
Villa Lynch (Bolívar) 25 9 64,3%
Col. Nievas (Olavarría) 37 14 62,2%
Las Bahamas (Ramallo) 56 24 57,1%
Villa María (Alberti) 46 21 54,3%
La Limpia (Bragado) 75 37 50,7%
López Lecube (Puán) 55 26 52,7%

Son notas que logre encontrar en internet, la primera es mas reciente y todo surgio por el comentario de un amigo, del cual se desencadeno un debate muy interesante, que espero se repita aqui.

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