Trazado imaginario que Âa través de 1.600 metros unirá a los remodelados teatros Real y Libertador, el Buen Pastor (la obra, con una gran fuente en su centro, se inaugurará en marzo de 2006; ya está lista la reconstrucción de la Capilla), el Palacio Ferreyra (será un museo de artes plásticas, con obras que ahora están en depósitos por falta de espacio para su exhibición), la ampliación del Museo Caraffa (la pista del Ipef se trasladará al Chateau Carreras), el Foro de la Democracia (se transformará en un museo de antropologÃa) y la Ciudad de las Artes. Todas estas obras ya se están ejecutando. Palacio Ferreyra Cinco mil metros cubiertos, dos plantas, subsuelo, terraza, un jardÃn parquizado por Charles Thays, una escalinata imperial, un salón de baile más grande que el del Palacio de Buckingham, un portón Luis XIV, 385 metros de verja de hierro fundido y una historia tan corta y fulminante como el siglo 20. El mobiliario incluÃa desde auténticos Gobelinos a jarrones de Sévres y sillones Pompadour; brocatos, cristales y una mesa de mármol italiano, hecha por encargo y a la medida del invernadero sobre calle Derqui. El Palacio Ferreyra ha sido todo eso, y mucho más. El erudito germano Nicholas Pevsner lo exaltó como uno de los más hermosos de la Argentina y de los que habÃa visto en su recorrida por mansiones y museos. Pevsner fue un cronista atento del siglo y del traspaso de castillos, palacetes y petit hotels a fundaciones públicas o privadas, que los fueron destinando o revalorizando con fines artÃsticos o museológicos. Si algo honra a los descendientes del médico, industrial y dirigente demócrata MartÃn Ferreyra (1859-1918) es que pertenecÃa a esa raza acaso extinguida de prohombres resueltos y transparentes. Al dinero o al poder Â"lo invertÃan en ArgentinaÂ", tenÃan una educación y un gusto exquisitos, una prole numerosa y veraneaban siempre en el mismo lugar. Una de las anécdotas más ilustrativas del temple de MartÃn Ferreyra tiene que ver con la compra de muebles en Francia. El fabricante le insinuó no entregarle factura, para permitirle evadir el pago de Aduana, pero él lo miró escandalizado. Â"Jamás harÃa algo que pudiera perjudicar a mi paÃsÂ", replicó tajante. Hacia 1960, y tras un itinerario completo por Buenos Aires y Córdoba, Pevsner reprodujo el asombro que hasta hoy inspira la vista del Palacio. Â"... En el medio de la ciudad, oculta entre avenidas y follaje, entre autos y hormigones, de repente se asoma esta maravilla arquitectónica, que llama la atención por sus proporciones y por el equilibrio entre el tamaño y la formaÂ", describió en una audición de la BBC de Londres. Por esas habitaciones y cortinados transitaron seres notables, visitantes ilustres, personalidades de las artes y las ciencias. El compositor William Walton; el pianista Arturo Rubinstein, cuyos dedos prodigiosos arrancaban suspiros a la siesta de Nueva Córdoba; el escritor Lawrence Durrell (Cuarteto de AlejandrÃa), cuya mujer, Eva, cosÃa incesantemente en la máquina que le prestaba una de las Ferreyra; el equipo de cirujanos del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia). Comunistas famosos, como el músico Francisco Â"PacoÂ" Aguilar y el poeta Rafael Alberti. Antiperonistas formidables, como el cientÃfico Bernardo Houssay. Estrellas de Hollywood, como Gene Tierney y Rory Calhourn, que por entonces filmaban El camino del Gaucho (Jacques Tourneur, 1952) en Santa Catalina. Bohemios incorregibles, como el escultor Alberto Barral y el cantante mejicano Pedro Vargas. Cuán ancho y diverso fue el siglo 20. Todos ansiaban ser invitados a palacio, pero no todos lo lograban. Â"ChichinaÂ" Ferreyra es bióloga e historiadora. Estudió lo primero para complacer a su abuelo, y lo segundo para complacerse a sà misma. Curiosamente, aborda la historia con la frialdad de un cientÃfico. Por ejemplo, no duda en desmentir la existencia de los dos fantasmas de mayor abolengo del Palacio: la francesa, y Ernesto Â"CheÂ" Guevara. Â"Mi tÃo Ramón estuvo casado con una parisiense hermosÃsima, que murió al poco tiempo, pero no es cierto que su espÃritu rasgara las puertas con sus largas uñas laqueadas. Y por más esfuerzo que hago, no logro recordar que Ernesto haya estado nunca en el Palacio. Por entonces nosotros ya vivÃamos en calle Chacabuco, cerca de la actual Casa de Gobierno, y nos veÃamos allÃÂ". La magnÃfica mole ocupa buena parte del triángulo de avenida Hipólito Yrigoyen y bulevar Chacabuco, frente a la plaza España. Su construcción demandó más de cinco años (1912-1916) y un millón de pesos. En contraste, impresiona que haya durado tan poco en manos de sus dueños y que los herederos se hayan desprendido de la propiedad familiar sin lágrimas ni conjuros. El mes pasado ya habÃa sido desmantelado y ocupado por su actual propietario, el Gobierno provincial. A fines del 2004, el gobernador José Manuel de la Sota cumplió un anhelo personal: legarle el Palacio Ferreyra a la provincia de Córdoba. Para ello, y al cabo de más de un lustro de idas y vueltas, terminó expropiándolo por decreto y por aproximadamente ocho millones de pesos, pagaderos en papeles, propiedades, tÃtulos, etcétera. Ocho millones habÃa sido la tasación oficial de una década atrás, pero en dólares. Es decir que hoy valdrÃa alrededor de 20 millones de pesos. Los Ferreyra viajaban continuamente a Europa, particularmente a Francia, pero nunca tuvieron la menor intención de quedarse ni se la transmitieron a sus hijos. La tendencia europeÃsta de la llamada oligarquÃa vernácula es claramente visible en distintos sectores de Buenos Aires, con barrios que parecen un dibujo de Montmartre. O de los enclaves borbónicos en el Viejo Mundo. Todo lo que los Ferreyra veÃan y apreciaban era reproducido y disfrutado en Córdoba. Cuando se vayan los ediles y fiscales, y la provincia ponga su dotación de jardineros y reparaciones al servicio de la mansión, ésta comenzará a ser visitada por cordobeses que nunca traspusieron las rejas. El Palacio Ferreyra tendrá un final de dÃas y horarios abiertos al público. Los Ferreyra habrán donado a Córdoba el instituto de investigaciones médicas que lleva su nombre; el abolengo de esa mole incomparable frente a plaza España, y un tiempo cuya muerte era inevitable, por incompatibilidad de caracteres con el presente. Y la sospecha de que todo tiempo pasado probablemente fue mejor que éste. Teatro Real Teatro del Libertador El Teatro del Libertador es el más antiguo en funcionamiento y uno de los más bellos del paÃs.Inaugurado el 26 de abril de 1891, ha vivido épocas realmente doradas.Su historia lo ha convertido en una de las instituciones de su tipo más reconocidas de la Argentina y, para los cordobeses,artistas y público, es parte de su identidad cultural.Por trayectoria y proyección, en 1991 el Poder Ejecutivo Nacional declara Monumento Histórico Nacional al Teatro del Libertador. La belle èpoque del mayor teatro cordobés comenzó en 1895. Luisa Tetrazzini, MarÃa Guerrero, Fernando DÃaz de Mendoza son algunas de las figuras que iniciaron este tiempo dorado. Titta Fuffo, Fregoli y Enrique Caruso, sin duda uno de los más encumbrados nombres que pasaron por este escenario, deleitaron al público cordobés, junto a MarÃa Barrientos y la compañÃa "La Teatral". El tenor Miguel B. Fleta, Sagi-Barba, el tenor Casanova, el barÃtono Di Francheschi, que presentó la ópera Rigoletto ocho veces en el Libertador, engalanaron las mejores veladas provinciales. También pasaron por este teatro figuras de la talla de Emma Gramática, el tenor español Florencio Costantino, acompañado del maestro Alfredo Padovani, y el compositor y director Pietro Mascagni. Artistas de primerÃsimo nivel internacional, cada uno en su arte, como Manuel de Falla, Lola Membrives, Calatina Barcena, Ernesto Vilches, Margarita Silva, Jacinto Benavente, Pirandello, entre muchos otros dejaron su huella en cada rincón del teatro. El poeta cordobés Leopoldo Lugones recitó en la Sala Mayor del Libertador, a los dieciocho años de edad, la obra poética "Los Mundos". El gran actor dramático Hermes Zacconi, ya octogenario, interpretó para Córdoba "El rey Lear" y "La muerte civil". La década del treinta entraba en su curva final y la actuación de Zacconi puede tomarse como el corolario de la época de oro del Libertador. En el máximo coliseo de Córdoba se han representado las grandes óperas de repertorio, en un despliegue artÃstico festejado por los cordobeses. Paseo del Buen Pastor y Capuccinos Museo Caraffa Foro de la Democracia El Foro de la Democracia se encuentra localizado en el Parque Sarmiento y fue construido en la década del 40 como escenario de diversos encuentros deportivos al aire libre, entre los que se destacaban los pugilÃsticos. En el año 1987 se tomó la decisión de techarlo, utilizando una cubierta de hormigón premoldeado. Alcanzaba una superficie de 2.100 m2 y una capacidad aproximada de 2.700 personas sentadas. Luego, para convertirse en el actual Foro de la Democracia, se licitaron las obras. Con el tiempo, diversos factores incidieron para que el edificio se deteriorara estructuralmente, sumado a ello, el uso discontinuo. En el año 1988 el edificio fue afectado al Ministerio de Gobierno, convirtiéndose en el espacio del Consejo de Partidos PolÃticos. No puedo encontrar buenas fotos del exterior del Foro de la Democracia. Sobre la Ciudad de las Artes hice un thread hace un tiempo. Y para cerrar una vista de las casonas que dan a Plaza España > |
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