Thursday, April 19, 2007

La triste historia del Pabellón Argentino

El Pabellón Argentino en la Exposición de Paris de 1889 fue una de las edificaciones más hermosas que alguna vez existieron en Buenos Aires, y ciertamente la más bella en ser demolida.

"Brilla un sol de oro allí por sobre los árboles y sobre los pabellones, y es el sol argentino, puesto en lo alto de la cúpula, blanca y azul como la bandera del país, que entre otras cuatro cúpulas corona, con grupos de estatuas en las esquinas del techo, el palacio de hierro dorado y cristales de color en que la patria del hombre nuevo de América convida al mundo lleno de asombro, a ver lo que puede hacer en pocos años un pueblo recién nacido que habla español, con la pasión por el trabajo y la libertad"

Esta breve descripción nos da una idea de la monumentalidad del pabellón, cuya construcción fue encargada por el presidente Juarez Celman al arquitecto francés Charles Ballu en 1886, y fué finalmente inaugurado en la Exposición Universal de Paris el 25 de mayo de 1889. Se ubicaba en un lugar de honor: junto a uno de los pies delanteros de la Torre Eiffel (construida también para dicha exposición).
El pabellón era de hierro colado y vidrio, adornado profusamente con estatuas y cúpulas. Tenía 1600 metros cuadrados y -innovación absoluta para la época- "mil lámparas eléctricas celestes, blancas, verdes y rojas".

Asi describia el arquitecto Ballu a su obra: "La construcción del Pabellón es de las más sencillas. El programa impuesto era proponer un edificio desmontable y transportable a Buenos Aires, por lo cual el arquitecto ha establecido un armazón de hierro, cuyas diferentes partes han sido atornilladas ahora, para ser clavadas unas a otras invariablemente más tarde. Esta armadura de hierro, provista de adornos de fundición y de molduras donde quiera que la necesidad de colocar esculturas o de disponer partes salientes se ha dejado sentir, descansa sobre cimientos de piedra (...) y sótanos enlazados entre sí por medio de arcos de ladrillo.
En el exterior, las partes verticales que quedaban entre los nervios de hierro, se han rellenado con azulejos, mosaicos, porcelanas, revestimientos de vidrio, planos o formando ampollas salientes iluminadas de noche por la luz eléctrica, gres esmaltados, tierras cocidas y ladrillos barnizados.
La techumbre es de cobre para las partes cubiertas de las cúpulas, de zinc para los grandes tramos y de vidrio para los cimborrios y glorietas superiores".

El edificio fue pintado de rojo inicialmente, pero el presidente Pellegrini ordenó que dicho color fuera reemplazado por dorado (imaginen lo que costaba la pintura dorada en esa época...).

Más descripciones de la monumentalidad del edificio:

"En cada una de las cuatro esquinas del Pabellón, se emplazaron grupos escultóricos de Louis Ernest Barrias, fundidos por Thiebaut, simbolizando "La navegación" y "La agricultura", temas duplicados; en el frente, además de un enorme sol dorado coronando en lo alto la fachada, el portón principal estaba engalanado por otro grupo escultórico simbolizando a "La República Argentina": obra de Jean Dominique Hugues, tenía como figura central a una joven mujer apoyada en una vaca con alegorías de la ganadería, la agricultura, la industria, el comercio e incluso el ferrocarril. A ambos lados, dos mosaicos venecianos repetían algunos de estos temas.
Las cuatro fachadas del Pabellón estaban también ornamentadas con grandes escudos argentinos realizados en cerámica policromada, sobre bocetos del escultor Dupuis. En el interior estaban presentes los retratos en vidrio coloreado de próceres argentinos como San Martín, Moreno, Belgrano, Rivadavia, Urquiza, Sarmiento y otras figuras representativas de la Argentina"

En su interior el pabellón contenía muestras del arte y la industria argentinas: cereales, maderas, lanas, cueros, mármoles, vinos, carnes congeladas, etc. junto con una gran maqueta de la ciudad de la plata, y fotografías de las "50 escuelas monumentales" que se habían construido en el país.


Una vez terminada la exposición, el magnífico pabellón fue desmontado y trasladado pieza por pieza a Buenos Aires, donde se lo volvió a ensamblar en 1893 en lo que hoy es la Plaza San Martín, frente a la calle Arenales. Tuvo varios usos (incluso se le agregaron dos alas del mismo estilo para ampliarlo) hasta que en 1910 se convirtió en el Museo Nacional de Bellas Artes, hasta 1933"

Su fin: "En 1932 comenzaron los trabajos de ensanche de la Plaza San Martín, demoliéndose las fincas ubicadas sobre la barranca, entre la calle Arenales y la Avenida del Libertador. En el transcurso de las obras, en 1934, el Pabellón fue desarmado nuevamente y los grupos escultóricos que lo integraban fueron dispersados por la ciudad. Por entonces, en pleno fervor modernizador, la demolición del Pabellón fue vendida en remate y por muchos años se perdió el rastro de la gran estructura metálica."

Los últimos datos que se disponen del pabellón, son los siguientes: "en 1998 se pudo ubicar en un terreno del barrio e Mataderos un tramo de la estructura original, convertido en galpón de una herrería."

Bueno, después de tanto palabrerío, aca están las poquísimas fotos y dibujos que pude encontrar de esta joya:









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